A veces es necesario ir hasta abajo del todo
para poder impulsarte hacia arriba.
Aprieta los dientes,
flexiona las rodillas
y salta con fuerzas para salir del pozo.
Esa es la vida.
Una constante entrada y salida de pozos imaginarios,
más o menos profundos,
en los que caes
y tienes que tratar de fugarte
con el menor número de rasguños posibles.